Los diversos focos de incendios también encendieron las alarmas en los distintos sectores cañeros de la provincia. Los representantes de la Unión de Cañeros del Sur y Este se defendieron de quienes señalaron a los productores como los autores de la quema de cañaverales y remarcaron la importancia de la concientización en la sociedad tucumana para prevenir estos accidentes.

“La realidad es que el origen de los incendios es un mix de todo. Hace años que está instaurada la idea de que los cañeros somos los responsables directos, cuando nosotros hace bastante tiempo que venimos fomentando desde las instituciones y las entidades de cañeros sobre la cosecha verde”, dijo Mónica Dávalos, representante del sector Este, en diálogo con LA GACETA.

Según explicó Agustín Guillén, representante de la Unión de Cañeros Sur, hay dos métodos para cosechar la caña de azúcar. Una es la forma semimecanizada, que consiste en cortar la caña con hacha, colocarla en el suelo, quemarla para limpiarla y cargarla con una cargadora. La otra es la cosecha en verde, que es cuando la maquinaria ingresa directamente al campo y cosecha la caña sin necesidad de quemarla.

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“La forma tradicional (semimecanizada) quedó prácticamente obsoleta, sólo un 10% de la cosecha se hace de esta forma. El 90% restante emplea la cosechadora eléctrica”, indicó.

Cuestión cultural

Ambos representantes coincidieron en que la mayoría de los incendios son provocados por personas ajenas al cultivo de caña. Aludieron que la problemática se trata de una cuestión cultural y de la falta de conciencia y el peligro que esto representa para la sociedad y el medio ambiente.

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“Muchas veces son provocados porque prenden fuego para limpiar las banquinas y nadie cuida que las llamas no se extiendan; otras veces por cigarrillos que arrojan prendidos entre medio de los cañaverales y al haber sequía rápidamente se incendian. También cuando queman la basura; con una simple bolsa encendida que vuele hacia los cañaverales ya se puede desatar un incendio”, dijo Guillén.

“Es una contradicción pensar que los productores prenden fuego a su propio producto. Se comprobó que en realidad esa maloja que antes se quemaba sirve como una cobertura del suelo, mantiene la humedad, evita que salgan malezas. Además es algo que nos perjudica porque los ingenios tienen prohibido recibir la caña cosechada, troceada y quemada”, advirtió Dávalos. “Venimos trabajando hace rato porque incluso nos hemos sentado, nosotros tenemos cañeros nuestros dentro de la mesa de gestión ambiental; hemos estado reunidos con la Secretaría de Medio Ambiente para demostrar nuestra preocupación. La realidad es que la ley actual nos perjudica porque siempre apuntan al dueño de la tierra como el culpable; necesitamos una que nos apoye, y que no nos juegue en contra. Nosotros buscamos erradicar el hecho de que nos tomen como culpables. No es que no haya nadie que lo haga; siempre hay alguno que rompe la regla, pero en sí la mayoría de los productores ya tienen conciencia del perjuicio que causa la quema”, agregó.